Bellas Artes espera, acoge y entiende al proyecto Cuenta conmigo

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Bellas Artes espera, acoge y entiende al proyecto Cuenta conmigo

Por: Susana Muñoz

Fuente: Cubarte

 

El departamento de Servicios Educacionales del Museo Nacional de Bellas Artes desde hace más de cinco años dirige, durante una semana, en cada mes de agosto, un taller en el que participa el proyecto Cuenta conmigo, integrado por niños con discapacidades intelectuales como el Síndrome de Down, el retardo y el retraso.

El objetivo de este taller es acercar a los jóvenes al patrimonio como disfrute, con vistas a que asimilen este espacio como una parte de su cotidianeidad y a que puedan sentirse parte de una institución que los espera, acoge y entiende.

Creado en el año 1966 este departamento ha consolidado, sostenido y renovado durante su trayectoria el propósito de acercar las artes plásticas a los diferentes públicos como una vía para el enriquecimiento cognoscitivo y espiritual.

El quehacer con los segmentos infantiles merece elogio aparte, ya que este ha realizado un innegable aporte al desarrollo cultural de varias generaciones de cubanos y en múltiples casos a sus posibilidades creativas, como es el caso del reconocido artista Roberto Diago, que fue integrante de uno de los Talleres de Bellas Artes.

La máster Yamir Macías Aguiar, jefa de dicho departamento, conversó con el Periódico Cubarte acerca de la labor desplegada por el colectivo que lidera con el proyecto Cuenta Conmigo, como resultado de la cual aumenta la capacidad de apreciación de sus miembros y se incrementa la autoestima con la exposición de los trabajos realizados por estos.

«La atención a proyectos como este es parte de la política de trabajo del Museo; la primera experiencia con jóvenes con discapacidades intelectuales, como el Síndrome de Down, fue con el proyecto Con amor y esperanza, de Pinar del Río.

Cuando los niños de ese primer grupo llegaron a la institución nos percatamos de que realizaban una reproducción del entorno que conocían, y que pintaban como lo hacen los niños de edades tempranas a partir de las técnicas que les proporcionaban las personas que lideraban el proyecto, en este caso el grabador Jesús Carrete.

La primera intención fue visitar el Museo, que conocieran las colecciones y que asumieran el espacio como un lugar donde recrearse y apreciar el arte, como primera educación estética.

Luego de este momento nos dimos cuenta de que los jóvenes podían pasar de la apreciación a las apropiaciones, y después a la reproducción de las piezas, así llegamos a Amelia Peláez, a René Portocarrero y a los pintores abstractos y conformamos una primera gran exposición.

Después abrimos las puertas a Cuenta conmigo, que cada año en agosto durante una semana participa en este taller, y hacemos que coincida con exposiciones permanentes o transitorias desde el mismo concepto de la apreciación y el juego y cuyos resultados se verán en una gran exposición que inauguraremos el 15 de octubre en la sala infantil, que contiene los trabajos de todos estos años, o sea, una panorámica general.

Esta muestra está pensada desde su diseño de manera que se puedan apreciar los avances que han obtenido los jóvenes a lo largo de estos años en cuanto al desarrollo de sus capacidades creadoras. Los muchachos van a ser los protagonistas del evento, y van a invitar a otros proyectos similares.

Hemos tenido que prepararnos a un nivel básico para poder acercarnos a dialogar con diferentes tipos de público, como los integrantes de Cuenta conmigo».

Los métodos que desarrolla el departamento Servicios Educacionales del Museo Nacional de Bellas Artes están escritos y han sido concebidos por teóricos de la museología crítica, pedagógica y constructiva; «por todos esos campos de las Ciencias Sociales navega nuestro departamento y hacemos un eclecticismo aterrizado a la cultura nacional y a las diferentes necesidades y expectativas de cada proyecto que atendemos».

En este proceso de enseñanza-aprendizaje las metodologías aplicadas crecen, asegura la profesora Yamir, «porque nos apoyamos en las opiniones de los padres y en lo que observamos en las reacciones de los muchachos.

Nuestros talleres tradicionales que se realizan en el museo hace más de cincuenta años son inclusivos, o sea aceptan a todos los niños independientemente de sus capacidades intelectuales o físicas»