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El libro del mes: "Un libro vivo es un libro abierto"

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El libro del mes:

Fuente: Instituto Cubano del Libro

“Leer es trabajar” nos dijo José Martí y precisamente con él deseamos trabajar todas las instituciones y personas que auspiciamos la lectura en Cuba.

Con el concepto de que un libro vivo es un libro abierto, se inicia la jornada “El libro del mes”, que pretende llevar a los lectores cubanos un libro que enriquezca su universo como individuos.

Como parte del Programa Nacional por la Lectura, que auspician instituciones como la Biblioteca Nacional José Martí, los Ministerios de Educación y Cultura, el Instituto Cubano del Libro y su Observatorio del Libro y la Lectura y las editoriales cubanas, da inicio esta jornada que cada mes llevará un buen libro a todas las instituciones culturales y escolares posibles, a los hogares, a lectores niños, jóvenes, adultos, abuelos y abuelas.

Esta campaña se desarrollará, no solo con espacios fijos en las librerías o muestras audiovisuales por diferentes medios, sino con lecturas en los matutinos de cada escuela, actividades en las bibliotecas públicas y escolares y, permitirá que además del libro, los lectores accedan al texto mediante un E-book y una aplicación para celulares.

Leer nos engrandece. Nos da cultura. Nos empodera porque leyendo adquirimos sabiduría, conocimientos, enriquecemos nuestro intelecto y exaltamos lo mejor del sentimiento. Descubrimos verdades y matices inesperados entre las páginas y entonces somos más fuertes y más libres; justo así nos quería José Martí, el hombre que soñó con letras finas para enaltecer a su pueblo.

Y ningún texto mejor que Ismaelillo, la obra que con versos exaltados dedicara el poeta a su hijo José Francisco Martí Zayas-Bazán, para iniciar “El libro del mes” en toda Cuba.

Recordemos que Martí escribe estos poemas en 1881 cuando se hallaba en Caracas. Un año después logra publicarlos por sus propios medios en la Imprenta de Thompson y Moreau, en Nueva York, en edición de autor no comercializada.

Es evidente la importancia que José Martí concedía a la lectura y su ejercicio por parte de los ciudadanos, sobre todo cuando expresaba ideas como “Saber leer es saber andar”.

Retornemos jubilosos a versos tan conocidos como Príncipe enano; Sueño despierto; Brazos fragantes; Mi caballero; Musa traviesa; Mi reyecillo; Penachos vívidos; Hijo del alma; Amor errante; Sobre mi hombro; Tábanos fieros; Tórtola blanca; Valle lozano; Mi despensero y Rosilla nueva.

En ellos, como pocos autores alguna vez lo hayan hecho, Martí expresa su amor de padre, no solo al hijo, sino a muchos niños de su tiempo, a los de Cuba y América, de todo el mundo, incluso, aquellos que vivan en ese futuro que, juiciosa y preclaramente, solo él supo avizorar.

Enrique Pérez Díaz, La Habana, mayo 15, 2018

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