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"Manoel de Oliveira solo pensaba en el futuro, en la próxima película"

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Por Susana Méndez Muñoz

Fuente: Cubarte

A propósito de la muestra fílmica homenaje al cineasta portugués Manoel de Oliveira que se inauguró este miércoles en el cine 23 y 12 de esta capital, Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba, junto a su homólogo portugués, el señor José Manuel Correia Costa,  sostuvieron un encuentro con la prensa.

De Manoel de Oliveira (1908-2015) se ha dicho que es el hombre que colocó a Portugal en el atlas cinematográfico; su extensa y exitosa filmografía así lo atestiguan; fue premiado en prestigiosos certámenes cinematográficos como Cannes, Venecia y Berlín, y dirigió a actores y actrices de la talla de Jeanne Moreau, Catherine Deneuve, Marcello Mastroianni, Michel Piccoli y John Malkovich.

En el encuentro se abundó en la trayectoria cinematográfica de Oliveira, de quien Correia Costa expresó: «es único, especial, tiene un discurso muy singular, comienza muy joven en el cine y lo acompaña a todo lo largo del siglo XX y parte del XXI».

Comentó además que debido a las condiciones económicas y políticas de Portugal en el siglo XX, esencialmente por el sistema dictatorial imperante durante casi 50 años, Oliveira no puede hacer cine en su juventud y madurez, salvo algunas incursiones al no tener apoyo ni posibilidades financieras. Su opera prima es Douro, Faina Fluvial (1931), un corto realizado en la transición del cine mudo al sonoro y que es un filme de vanguardia. Su primer largometraje de ficción es Aniki Bobó, del año 1942.

Su trayectoria es muy singular, entre otros elementos porque la mayor parte de su obra la comienza después de sus 70 años, «antes estuvo soñando con hacer cine y con sus proyectos», aseguró Correia Costa.

 

Es en la década del 70 en que la crítica descubre a Oliveira y llega su reconocimiento internacional y a partir de este momento comienza su carrera continua e intensa durante 80 años en los que dirigió más de sesenta producciones; ya en 1979 estrena Amor de perdición, basada en la novela de Camilo Castelo Branco, uno de sus mejores filmes y uno de los más aclamados de la cinematografía portuguesa.

Subrayó el director de la Cinemateca de Portugal que muchos en su lugar a partir de la imposibilidad de filmar durante tantos años se hubieran sentido derrotados pero «él conservó una actitud joven siempre y se mantuvo filmando con más de 100 años, hasta el último día de su vida. Era un gran optimista solo pensaba en el futuro, en la próxima película».

Correia Costa explicó que para entender la actitud de Oliveira para con el cine había que recordar que él comenzó su carrera fílmica en los años 20 y 30 que fue el momento más extraordinario de la historia del cine portugués y determinó su obra que es de una permanente experimentación; «su mirada siempre fue la de un joven; nunca obedeció a las reglas del mercado solo a las de la creación artística».

Añadió que el realizador nunca fue un director clásico, que pasó de las vanguardias a una modernidad que fue permanente en su obra y nunca atendió los cánones del cine clásico; «de cierta forma siempre fue moderno», dijo.

Resaltó que lo más especial de su obra fue su capacidad de mostrar la cosas directamente con simplicidad y a la vez hablar siempre del misterio de la existencia, tornar lo que es evidente en algo más extraño, pero, subrayó «no hay en sus películas una ilusión de la realidad sino un discurso permanente sobre el misterio del mundo».

Acerca de la influencia de Manoel de Oliveira en las nuevas generaciones de realizadores portugueses, Correia Costa, señaló: «Creo que Oliveira tiene una gran influencia en los realizadores jóvenes por ser un ejemplo de resistencia y de independencia de creación; eso no quiere decir que haya una gran influencia de su obra desde el punto de vista estético; su influencia es sobre todo en cuanto a no ceder ante las adversidades ni aceptar imposiciones comerciales».

Manifestó que la industria del cine portuguesa continúa siendo muy frágil y que el país tiene un mercado del cine muy pequeño, aunque las producciones abarcan tanto el cine comercial, sin que logre una continuidad, y también el cine de autor del cual existe una gran tradición y muchos jóvenes están interesados en este tipo de realizaciones que es lo que más caracteriza la cinematografía nacional.

Apuntó además que la producción fílmica portuguesa es muy limitada, solo se han realizado mil películas en toda su historia, pero que sin embargo siempre existió mucho interés por parte del público y de algunos realizadores que desarbolaron un cine mudo con interés artístico muy importante sobre todo en el norte de Portugal y luego en Lisboa; «la tendencia a hacer cine de arte existió siempre a pesar de las dificultades de producción», aseveró.

Luciano Castillo declaró que esta pequeña muestra del cine de Manoel de Oliveira va a ser   un preámbulo a lo que se espera sea una colaboración mayor en virtud de un convenio de colaboración que se filmará en la tarde de hoy en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.

«Esta ha sido para nosotros una Cinemateca muy próxima y pienso que debíamos hacer mucho más en cuanto a intercambio de películas para ver más cine portugués en Cuba y más cine cubano en Portugal; tenemos mucho por hacer pero de todas maneras  hay una relación de amistad histórica grande entre ambas filmotecas».

Expuso igualmente que la institución que dirige ha trabajado mucho en la restauración del patrimonio fílmico «por eso pienso que podemos también ayudar un poquito a resolver problemas que existen aquí donde hay una gran tradición cinematográfica y el cine cubano es tan importante que es muy necesario garantizar su sobrevivencia y difusión porque no puede ser olvidado y debemos seguir mostrándolo al mundo».

Este año la Cinemateca de Portugal que incluye un Museo del cine, cumple 70 años y su labor se caracteriza por la unión inseparable entre programación, exhibición, restauración y conservación.

El ciclo homenaje a Manoel de Oliveira organizado por la Cinemateca de Cuba, en colaboración con la Cinemateca Portuguesa, la Embajada de Portugal y CICL – Camões,  Instituto de la Cooperación y de la Lengua, se extenderá hasta el día 31 en el capitalino cine 23 y 12.

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