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“Últimos días en La Habana” se estrena hoy en el Chaplin

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“Últimos días en La Habana” se estrena hoy en el Chaplin

Por: Daylén Vega Muguercia


En el corazón de la Habana de hoy, dos hombres, dos amigos, luchan por salir a flote y alcanzar sus sueños.


Miguel (de 45 años) sueña con huir a Estados Unidos, y mientras espera la visa que no llega, trabaja como lavaplatos en un restaurant particular. Mientras, Diego (también de 45 años), postrado e inmóvil por el SIDA, sueña con vivir.


Cargada de simbolismos, Últimos días en La Habana, la más reciente producción cinematográfica del realizador cubano Fernando Pérez, se constituye como un drama humano, cuyas realidades son similares y contrapuestas a la de muchos cubanos, dotando a la cinta de disímiles interpretaciones.


Me sigo reconociendo en esta película, más allá de que sea polémica. Me interesa que todo el cine que haga provoque polémica. Yo pienso que la diferencia de ideas, la diversidad de ideas, es lo que mueve justamente el pensamiento, y para eso existe el cine y el arte en general. Y Últimos días en la Habana intenta eso”, apuntó el director.


Fernando Pérez, quien confiesa haberse sentido en deuda con la realidad de la Isla tras la realización de Suite Habana, comentó sobre la necesidad que sentía de volver a esos escenarios de supervivencia, y de ese sentimiento surge una de las causas fundamentales de esta cinta.



Con una duración de 92 minutos, el largometraje protagonizado por Jorge Martínez en el papel de Diego y Patricio Wood como Miguel, también trae a escena los rostros juveniles de Gabriela Ramos (Yusisleydi) y Cristian Jesús (P4), quienes confesaron sentirse honrados de haber tenido la oportunidad de llegar a la pantalla grande como parte de un excelente elenco de profesionales de la actuación, al tiempo en que elogiaron al equipo de dirección por el apoyo incondicional, y agradecieron a Fernando Pérez por la oportunidad.


Cristian: “Me siento un actor privilegiado. Fernando me dio libertad de improvisar, me dijo que quería un P4 marginal pero no el cliché del guapito de barrio, sino un muchacho que tuviera sentimientos.”


Gabriela: “Yurisleydi dice lo que piensa, y no espera ser aceptada. Busca sus sueños y lo logra. Tuve muchas escenas de monólogo a cámara, y aunque fue difícil en algunas ocasiones, no fue tan complicado porque iba tratando de entender el personaje y encontrarlo en mí.”


Ambos con una formación actoral como aficionados relataron simpáticas anécdotas de su trabajo ante las cámaras. Cristian, por su parte, confesó la tensión que sintió al tener que realizar su primer desnudo, mientras Gabriela reveló el temor terrible que siente al ver sangre y lo fuerte de la escena en la que la madre la golpea y su personaje termina ensangrentado.



La dualidad manifiesta de querer a alguien que has de perder, queda plasmada en la película con un excelente trabajo fotográfico que combina la precariedad con el espectáculo. Al decir de Patricio Wood, ese es uno de los méritos de este filme.


Por su parte Jorge Martínez se sumergió en las interioridades de un personaje complejo, cuya movilidad limitada, hacía complicado el trabajo actoral a la hora de transmitir, algo que lo obligó a conformar un “vaivén” con el torso que es el sello distintivo de Diego.


Últimos días en La Habana tendrá su estreno nacional este miércoles en el cine Charles Chaplin. “Ahora es que comienza el poder saber cómo los espectadores cubanos van a reaccionar, o a identificarse o no, o van a discutir con la película. Y eso es lo que nos interesa.”, comentó Fernando Pérez.


“Hacer un cine como fue Suite Habana, como es La pared de las palabras, que aborde la realidad que estamos viviendo es una de las motivaciones más fuerte que tengo para hacer cine. Y siempre estoy pensando en algún otro proyecto que vaya sincrónico con la realidad que es la mía, que siempre va a ser la mía y que está ahí.”, agregó el director en una especie de promesa de futuros rodajes.


Últimos días en la Habana está empezando ahora para los espectadores cubanos que para nosotros es el público más importante.”, concluyó.


El guión de Fernando Pérez y Abel Rodríguez, la fotografía de Raúl Pérez y la edición de Rodolfo Borras, así como los tres premios obtenidos en el Festival de Málaga, entre ellos el Premio del Público y Mejor Película Iberoamericana, constituyen un aval para la cinta.

   


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