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Verano de miles en Museo Nacional de Bellas Artes

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Verano de miles en Museo Nacional de Bellas Artes

Por Ignacio Cruz Ortega

Fuente: Cubarte

El abundante público que recibió el Museo Nacional de Bellas Artes, en el transcurso de la actual temporada de verano, confraternizó con distintivas creaciones contemporáneas propuestas para estos meses.

Los más de 14 500 visitantes llegaron hasta Ö y Resistencia, sendas muestras personales del alemán Albert Oehlen y el norteamericano Ben Jones, abiertas en el Edificio de Arte Universal; así como Sin Máscaras. Arte Afrocubano Contemporáneo, desplegada en las salas transitorias del Edificio de Arte Cubano y el vestíbulo del Centro de Información Antonio Rodríguez Morey.

La cifra, que discurrió entre las colecciones permanentes del Museo, concilió así un locuaz entendimiento, alrededor de las miradas diversas que propone Bellas Artes,

Estas tres temporales, inauguradas en el transcurso de julio, armonizan con el interés de la institución por acercar a sus públicos a puntuales pensamientos y quehaceres de la visualidad del país y el extranjero, dialogando con coordenadas de alcances valiosos.

Algo que, en su momento, significó Fernando Rojas, viceministro de Cultura, al asegurar que la presencia de Oehlen «coincide con nuestra política de que el visitante acceda a los espacios de promoción del arte».

Ello lo reconoció de igual modo el artista de la Plástica Enrique Baxter, distinguiendo que esta experiencia «le hace muy bien al contexto del arte y de la cultura habanera»; en alusión a la veintena de obras que acoge Ö, con sus once lienzos inéditos de gran formato, que trascenderían la primera muestra, en la región, de quien es considerado figura central en el circuito europeo del arte.

Las piezas de Albert Oehlen, con sus formas diversas, ha permitido al público de Bellas Artes descubrir un mundo tan heterogéneo como análogo, por la abundancia de recursos y expresiones a la vez conformes con su discursar creativo.

En otra dimensión, entretanto, repercutiría Resistencia; desde el convincente aprovechamiento de las estrechas dimensiones de la sala transitoria que acoge la exposición, sosteniendo una síntesis del interés social que ocupa a Ben Jones.

Algo, que el profesor y crítico de arte Antonio Fernández Seoane, saludó como «canto a la resistencia humana». En sus palabras, la obra expuesta del norteamericano resulta ser «claro enfrentamiento ante fenómenos, que convierte en arte de verdaderos valores estéticos».

Resistencia ha llevado a los visitantes a descubrir un coloquio discrepante de conflictos raciales o la crudeza medioambiental que atraviesa el planeta, desde el noble arte de la pintura, con sus colores brillantes, mixtura de figuraciones y signos, cual recreación de sus ascendentes de la cultura Yoruba.

Significador de ello es, por otra parte, la abundancia recogida por Sin Máscaras…, posiblemente la exposición con mayores expectativas entre los visitantes de la temporada en Bellas Artes, tanto por el despliegue del centenar de obras pertenecientes a la Colección von Christierson, de la Watch Hill Foundation londinense, como el programa que acompañó su apertura durante la semana siguiente.

«La exposición es un reflejo fiel de la historia de nuestras raíces y los problemas sociales», subrayó Zuleika Jasel, en clara referencia a las temáticas abordadas y sostenidas por el equipo curatorial: las tradiciones culturales y religiosas de origen africano en Cuba y los múltiples problemas y conflictos relacionados con la llamada «cuestión racial».

En tal sentido, Yadiel Ramón Sánchez la calificó como «una exposición muy importante», reconociéndose «identificado con las obras», con lo que coincidió Ana Rosa Arrechea «por hablar visualmente de nuestra raza».

Por su parte, la española Blanca Ballester señaló el criterio de que Sin Máscaras… «crea vínculos con la historia, partiendo del presente. Sería maravilloso que llegase a muchas más partes del mundo para que se pueda contemplar el ingenio de los artistas cubanos contemporáneo», subrayó.

Nathalie Mesa Sánchez, la consideró como «una de las mejores exposiciones que se han realizado en La Habana en los últimos años», criterio que repercute las acentuaciones dispuestas, entre el placer de lo visto y los originales discursivos de las 40 firmas reunidas para la ocasión en que, por primera vez, se exhibe en el país parte de la Colección von Christierson.

Tamaños vasos comunicantes de la visualidad contemporánea sustrajeron la atención de nacionales y extranjeros que han llenado este verano de Bellas Artes: miles de miradas que decidieron vivenciar intereses disímiles.

Agosto, mientras, sigue acompañando los espacios del Museo Nacional entre ese ir y venir persistente, cual parabién de motivaciones y provechos estivales.

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