Imagen cuba

Priorities

Pin It
Valorar
0 of 5 - 0 votes
Thank you for rating this article.
    1. Mantener como guía permanente para nuestro trabajo los lineamientos y demás documentos programáticos del VII Congreso y los objetivos de la 1ra Conferencia del Partido. Dar continuidad a los grupos de trabajo temporales vinculados al MINCULT.
    2.  Convertir la plataforma concebida para la aplicación de la política cultural a todos los niveles, es decir, el Programa de Desarrollo Cultural, en el instrumento básico de planificación estratégica y gestión. Para ello, hay que perfeccionar los Programas de los territorios, a partir de su evaluación en las Asambleas del Poder Popular en cada instancia, y continuar el análisis y aprobación de aquellos diseñados para los Institutos y Consejos que atienden las políticas de la creación, desarrollo y promoción artística y literaria.
    3. Prestar la mayor atención a la programación que se ofrece a la población. Debe estar caracterizada por defender la calidad, la cubanía, nuestras tradiciones, la creación de la vanguardia artística nacional, lo mejor del arte universal, una intención descolonizadora y antihegemónica y el trabajo de apreciación para enriquecer los modelos de gusto y formar espectadores críticos.
    4. Proteger el patrimonio cultural, material e inmaterial, y promover su conocimiento y difusión.
    5. Reforzar la comunicación con la UNEAC, la AHS, el SNTC, las Fundaciones y asociaciones, los centros guiados por creadores de vanguardia y el movimiento intelectual y artístico en general. Es un deber de las instituciones mantener informados sistemáticamente a los escritores y artistas acerca de la marcha de su gestión y escuchar sus criterios sobre la misma. En estos momentos de limitaciones, hay que establecer con toda claridad qué proyectos tienen que recibir un fuerte apoyo institucional para que no se debiliten.  El igualitarismo en la coyuntura actual es más nocivo que nunca antes. Los cuadros y funcionarios del sector cultural están obligados a asistir como parte sustancial de su labor a espectáculos, conciertos, exposiciones, presentaciones de libros, charlas, debates y encuentros de las organizaciones de creadores. Sin embargo, el vínculo con los intelectuales y artistas hay que construirlo más allá de asambleas y espacios formales. En primer lugar, hay que convocar a la vanguardia para que participe activa y orgánicamente en la puesta en práctica de nuestra política cultural y en la permanente vigilancia cualitativa frente a distorsiones coloniales y mercantilistas, a la industria hegemónica del entretenimiento y a los intentos divisionistas y subversivos. Los cuadros y funcionarios de la Cultura tienen que estar preparados para analizar colectivamente las críticas y propuestas del sector intelectual y artístico y nutrirse de las mismas para perfeccionar el trabajo.
    6. Es importante fomentar un clima de confianza entre los creadores y las instituciones que permita evaluar con toda la información disponible las ofertas de intercambio provenientes del extranjero.
    7. Hay que consolidar una política de cuadros que se base en las particularidades del sector cultural y enfatice en la formación y capacitación de una reserva de jóvenes. Los dirigentes culturales no pueden permitir que su tiempo laboral se consuma únicamente en cuestiones administrativas: deben leer, estudiar, prepararse y entrenarse para debates cada vez más complejos. Es vital dar la máxima prioridad al desarrollo de la reserva de cuadros.
    8. Mantener un intercambio permanente sobre temas de actualidad con los estudiantes de la enseñanza artística. Hay que prestarles la mayor atención, ofrecerles posibilidades de realización como creadores y ciudadanos y motivarlos para que se involucren en proyectos comunitarios, en tareas de impacto social y en la vida cultural del país. Deben sentirse protagonistas del combate de ideas y valores que enfrentamos en la actualidad. Avanzar en este campo sería impensable sin el papel activo y comprometido de los profesores.
    9. Nuestros cuadros y funcionarios, tanto en la proyección de las instituciones hacia la población como en los diálogos con los creadores, deben ser portadores de las ideas descolonizadoras. Necesitamos lograr un funcionamiento institucional eficiente, digno de la altísima calidad de nuestra cultura, y, al propio tiempo, hay que conocer y difundir el destino del arte genuino en el mundo capitalista, víctima de la censura del mercado. Hay que fortalecer la institucionalidad. Sin ella, la cultura en Cuba sería una jungla donde triunfarían los fabricantes de chatarra comercial.
    10. Combatir con inteligencia y métodos adecuados el proyecto de la industria hegemónica del entretenimiento de mantener en todo el mundo a las nuevas generaciones al margen de los problemas sociales e históricos.
    11. El mensaje principal de los materiales audiovisuales de la industria hegemónica se orienta a exaltar el capitalismo, la felicidad asociada al consumismo, la división entre “ganadores” y “perdedores” y el mesianismo imperial. Todo cuanto hagamos para enriquecer el gusto y promover nociones de apreciación audiovisual será de gran valor.
    12. Un análisis particular merece la música y sus potencialidades para formar valores, contrarrestar la vulgaridad y promover en los públicos, desde los diferentes ámbitos de su empleo, un producto de calidad que contribuya además a la formación del gusto estético y a desarrollar un buen nivel de apreciación. Debemos trabajar para poner al alcance de nuestros jóvenes el patrimonio musical cubano y universal.
    13. Las estrategias de comunicación institucionales, coordinadas por el MINCULT, tienen que ser coherentes y responder a la política cultural de la Revolución. Deben priorizarse las jerarquías y acompañar la programación, desde la instancia nacional hasta municipios y consejos populares, de una difusión apropiada a través de los medios, sean nacionales, locales o de otra índole.
    14. Se debe hacer un empleo más efectivo de las redes sociales, por el impacto que tienen entre los jóvenes. Las instituciones culturales tienen capacidad para inundar de contenidos los principales espacios de las redes (Facebook, twitter, etc.) en las que hoy no está suficientemente representada la fuerza de la cultura cubana. Es indispensable estimular la participación activa de artistas, intelectuales y estudiantes de la enseñanza artística en la batalla cultural e ideológica en las redes sociales.
    15. Promover la crítica artística y literaria concebida para distintos niveles y públicos, desde la reseña didáctica al análisis especializado, es una importante herramienta para establecer jerarquías y modelos descolonizadores de participación cultural.
    16. Debemos fomentar una conciencia en torno a la importancia del diseño ambiental y al embellecimiento de los espacios públicos.
    17. Emplear en la programación, de modo intencional y con una promoción orientadora, los llamados “grupos portadores”, expresión viva del patrimonio intangible de la nación. Se trata de una vía con notables potencialidades educativas y un modo de fijar en las nuevas generaciones el sentido de pertenencia y el orgullo hacia nuestras raíces. No olvidemos que uno de los pilares de la colonización cultural hegemónica consiste en que la población de los países subdesarrollados reniegue de sus orígenes étnicos, de su memoria, para admirar acríticamente los fetiches del colonizador.  Al propio tiempo, debemos evitar que se desfiguren a causa del impacto turístico los “grupos portadores” y las expresiones de la cultura popular tradicional. Debemos crear una conciencia muy crítica acerca del “seudo-folklore para turistas”, como fenómeno que caricaturiza y daña nuestra identidad.
    18. Las investigaciones en la cultura deben realizarse en todas las instituciones que cuentan con potencial para ello. Hay que priorizar los estudios de público, de consumo y participación, y contribuir al perfeccionamiento de los diagnósticos de los programas de desarrollo cultural. Debemos impulsar la investigación histórica y la crítica del arte.
    19. Apoyar el estudio, el conocimiento y la difusión del legado proveniente de África para nuestra cultura nacional, es el mejor antídoto contra cualquier manifestación de prejuicios por el color de la piel. En esta tarea, instructores, maestros, promotores, realizadores de los medios y artistas en general desempeñan un papel medular. A la vez, debemos estar atentos a los intentos de aquellos que desde el extranjero pretenden ofrecernos recetas antirracistas ajenas a la historia y a la cultura cubana.
    20. Relanzar la Red de intelectuales, artistas y movimientos sociales “En Defensa de la Humanidad”, un instrumento creado por Fidel y apoyado luego por Chávez que en la coyuntura internacional del presente adquiere una relevancia particular.
    21. Las empresas del sistema de la Cultura, tanto las nacionales como las provinciales, no pueden violar la política cultural de la Revolución. Deben negarse a “mercantilizar” los bienes y servicios culturales. Tienen el reto específico de comercializar nuestro arte sin traicionar sus esencias, su autenticidad ni su mensaje. Tampoco pueden violar las jerarquías artísticas promoviendo a mediocres capaces de tener éxito. Al propio tiempo, están obligadas a seguir las indicaciones generales del país, a ser productivas y eficientes y a obtener resultados económicos superiores, dentro y fuera de Cuba.
    22. Las empresas y unidades presupuestadas del sector de la Cultura tienen que crear un ambiente de control estricto en cada una de las entidades. Debemos extraer las amargas lecciones que correspondan de cada uno de los casos de corrupción ocurridos entre nosotros y evaluar qué indicación se violó, qué faltó por hacer, dónde falló el sistema que debió alertarnos. Hay que hacer énfasis en la prevención. Para todos nosotros debe significar una vergüenza particular que, en un sector de tanta significación patriótica, moral y espiritual para el país, se produzcan a menudo casos deshonrosos.
    23. Es necesario trabajar en los conceptos asociados al espacio que pueden tener las formas de gestión no estatal en el sector de la cultura. Aunque hay análisis avanzados en torno a la posibilidad de utilizar estas fórmulas en la producción y los servicios técnicos, debemos ratificar la idea de que las decisiones de política cultural no pueden ser privatizadas. Definir qué se presenta, publica, difunde, exhibe y comercializa en nuestros circuitos siempre va a corresponder a la autoridad institucional correspondiente.

Social networks