El pianista y compositor cubano Roberto Fonseca nos concedió el honor de disfrutar, en todo el sentido de la palabra, del concierto de este viernes 23 de diciembre en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, en el edificio de Arte Cubano.
Una nómina de talentos fue el acompañamiento del afamado músico junto a los cuales creó extraordinarias interpretaciones que no solo contenían todo el requerido virtuosismo que el jazz necesita, sino que también acompañaban al oyente hacia un camino con la más pura y sensible magia musical.
En la cuerda de los vientos, en las trompetas se encontraban Roberto García y Reinaldo Milián; en los saxofones Jorge Sergio (saxofón alto), Javier Zalba (saxofón barítono) y Emir Santa Cruz (saxofón tenor), el contrabajo Jorge Reyes, y la base percutiva estaba muy bien sustentada por Ruly Herrera, Adel González y Andrés Coayo.
Durante el concierto, la música fue conjugada con una fuerte interacción con el público quien participó como un actor más en el mismo, replicando las melodías que eran primeramente cantadas en la voz de Fonseca. ManiMambo, Mercedes, son el nombre de algunas de las obras que se gozaron junto a otras más que forman parte de la más reciente producción discográfica que acaban de grabar.
Una nota mantenida en el piano, con un ritmo y un acento binario bien marcado que se sostuvo en toda la obra fue uno de los elementos técnicos que, junto a los momentos de improvisaciones que tuvo cada uno de los integrantes, captó la atención del público presente; aunque también es necesario destacar la amplia y fenomenal utilización de las misceláneas de percusión nativa africana e indígena que creaban, junto al juego luminotécnico, la atmósfera necesaria para el espectáculo.
La combinación de estos músicos, más la dirección y talento compositivo de Roberto Fonseca, hizo del concierto un momento singular que funcionó como un regalo en estas fechas festivas. (Tomado del Periódico Cubarte)
