Musicalmente hablando, en Cuba se respira una atmósfera --impensable en época de atroz pandemia-- que no resulta impuesta, superficial ni caprichosa: es resultado del éxito ante un desafío inédito vencido a golpe de imaginación, voluntad y deseos de hacer valer la cultura cubana, más allá de retos.
Musicalmente hablando, en Cuba se respira una atmósfera --impensable en época de atroz pandemia-- que no resulta impuesta, superficial ni caprichosa: es resultado del éxito ante un desafío inédito vencido a golpe de imaginación, voluntad y deseos de hacer valer la cultura cubana, más allá de retos.
En la víspera me preguntaron varias veces cuando un grupo de premiados, organizadores de primer nivel, colaboradores y representantes de medios de prensa nos encontramos en el Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”: ¿cómo valoras el Cubadisco 2021?
Sin meditarlo mucho, fui espontáneo al manifestar lo expresado al inicio de esta nota. Aún antes de su conclusión, el domingo 23 de mayo, esta fiesta de la música cubana –más allá de su soporte en disco o video—tiene superior trascendencia, incluso, a la prevista por sus promotores y realizadores.
La del pasado año tuvo que ser cancelada por el embate inicial de los efectos de la covid-19. Las experiencias adquiridas por la nación a lo largo de este larguísimo y muy complejo año, en múltiples frentes, permitió pensar en soluciones para no dejar trunca una Feria Discográfica con un buen ganado prestigio y así surgió Cubadisco 20-21.
Mencionar nombres excluiría sin querer un reconocimiento que recae en muchos. A las instituciones de la cultura, los medios de difusión masiva y en especial los músicos se deben las realizaciones que, masivamente, se han podido disfrutar a lo largo de una semana, con un alcance local e internacional superior cualquier otro momento.
Pero debo destacar, adicional a la extraordinaria difusión en redes sociales e institucionales de la cultura cubana, el papel del relativamente joven canal televisivo digital Clave, que con 12 de horas de trasmisión diarias dedicadas al acontecimiento hizo visible música y pensamiento como nunca antes.
Para una programación con participación de casas discográficas, especialistas y artistas se trabajó con excelencia, profundidad y oportunidad, condiciones no siempre presentes en la pequeña pantalla de cualquier lugar del planeta. Ese resultado deberá servir de poras.
Así lo percibí al escuchar proyectos para un futuro próximo (de los músicos y de los organizadores) que me hacen vaticinar que los ecos de triunfo de este Cubadisco 20-21 resonarán en venideras ediciones, para bien de la cultura cubana y universal.
Fuente: Portal Cubarte
