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Cintio y su recuerdo una vez más

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Fue hace muchos años. Entré en la Bibliotaca Nacional y conocí personalmente a Cintio. Fue hermosa aquella tarde que no olvido. Me rodeaba la eternidad. Parecía que soñaba.

Había nacido Cintio Vitier, un 25 de septiembre de 1922. Cumplió el año pasado sus 100 años de vida. Hoy lo recuerdo una vez más. Junto a su esposa Fina, hacían un dúo inolvidable. La Cultura Cubana, les debe tanto. Mucho orgullo sentimos los cubanos.

Ya había llegado a mis manos parte de su obra; Cincuenta Años de poesía cubana y la Obra poética de Emilio Ballagas. Formidables textos de los cuales no he podido prescindir. Mucho leía también a su padre Medardo, cuando apenas estudiaba en la escuela de Filosofía y Letras. Ellos fueron mis mentores más allegados.  

Del Curso del Liceum, salió su libro: “Lo Cubano en la poesía”, un texto que también ha estado junto a mí. Como buena martiana, agradecí mucho su incansable entrega a las Obras Críticas de nuestro Héroe Nacional

Un investigador de la poesía cubana se refleja en sus páginas ensayísticas, junto a ese poeta que fue y que desde Orígenes se dio a conocer. Eliseo Diego, cultor de una poesía inolvidable, casado con la hermana de Fina, integraba una familia de intelectuales y artistas, de la cual los cubanos siempre supimos que eran nuestros, profundamente nuestros y eternos para siempre.

En una ocasión, llegué a acariciar, un libro suyo, sobre la Vida y Obra del Apóstol José Martí. Y aquí unas palabras del propio autor al comenzar este texto impreso en el 2004:

“Muchos años de estudio se acumulan y concentran en este libro articulado para ofrecer una visión de conjunto de la polifacética obra de José Martí.

Y agrega, “No pretende ser biografía, ni poner su mayor acento en ella, sino en los rendimientos perdurables de una vida entregada por entero a la liberación de la Patria, a la realización histórica de Latinoamérica y a la causa universal del “mejoramiento humano”.

Y sigue; “Es esa vida (cuya dimensión más íntima se transparenta en versos y cartas) convertida en acta de creación, en obra proyectada hacia adelante, lo que fundamental te nos interesa”

Y finaliza, “cuando digo nos, lo hago incluyendo, desde luego a Fina García Marruz, inseparable de los mencionados estudios y presente siempre, por modo tácito y explícito, en las páginas que siguen. Dar testimonio del Martí fundador, actual y sobreabundante de futuridad, tal es nuestro propósito”

La religiosidad cristiana de Martí es la religiosidad cristiana de Cintio y Fina. Estudiarlos es, hoy, muy necesario y aleccionador.

Cuando Cintio, era Diputado a la Asamblea, se sintió siempre la fuerza de su pensamiento martiano, llegaron con más fuerzas los ecos de nuestra cubanidad, la impronta sustancial de Nuestra América, y aquello de que con los oprimidos había que hacer causa común.

Nunca fue tanta verdad cuando Fidel en su Histoia me Absolverá, señaló que José Martí, era sin dudas, el autor intelectual del 26 de Julio.

Una vez escribí y no me canso de hacerlo:

Lezama Lima, que lo conoció muy bien, decía que la fe de Cintio no se detiene y no hace caso a los límites y todo ello, porque es un risueño promisor y una criatura confeccionada de sucesivos candores.

La poesía de Cintio —afirma Roberto Fernández Retamar—, hasta él, es una anhelante búsqueda, una penetrante, aguda interrogación, muchas de cuyas actitudes asumían otros poetas después que él.

La memoria, para Cintio, es la semilla, porque actúa como un centro intermediario del conocimiento, lo que él llama “lo memorioso entre las cejas y los párpados” eso que quiere romper, algo tan desatendido, “lo que amamos”.

Para Cintio, el hombre puede incorporar el mundo a su lucidez por tres vías: el arte, la ética y la metafísica.

Solo estos recuerdos, una vez màs, para no olvidarlo jamás, como un viajero de la esperanza, como diría Lezama. (Tomado del Periódico Cubarte)               

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