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El amor después del amor

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El amor después del amor



Autor: Michel Hernández

Granma

Sara González y Diana Balboa mantuvieron una relación sentimental y creativa durante 30 años; una época en que tanto la trovadora como la grabadora y ceramista desarrollaron sus carreras en paralelo,  pero a la vez se unieron en un concepto del amor y el arte como una actitud de libertad ante la sociedad y la vida. La estrecha comunión de esta pareja y sus contribuciones a la cultura cubana están reflejadas en el documental Sara y Diana. La Victoria, que se estrenó en este Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

El  filme está dirigido por la realizadora y actriz Claudia Rojas que, gracias al apoyo de Diana Balboa, pudo acceder al archivo íntimo que la pintora guarda de sus tres décadas al lado de Sara González.

«El documental va más allá de la relación entre Diana y Sara. Cuenta la historia de dos mujeres que, cada una desde sus ámbitos, aportaron y aportan mucho a la cultura cubana. Es un testimonio de la entrega de estas artistas a Cuba y a la Revolución. Es también el testimonio de un amor hermoso», dice Claudia a Granma.

Claudia Rojas ha desarrollado una carrera como documentalista, en la que se ha impuesto como destino explorar la espiritualidad de las  personas y las zonas menos tratadas de la existencia humana. Entre su filmografía se encuentran títulos como Fe, Gloria o Repatriación. Antes de tomar sus atributos detrás de las cámaras, se desempeñó como actriz en la icónica La Vida es Silbar, de Fernando Pérez, en la que alcanzó el premio a Mejor Actriz Revelación en el 20º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano; en Miel para Ochún, de Humberto Solás, y La novia de Lázaro, del español  Fernando Merinero. En su expediente creativo sobresale además una exitosa trayectoria en el mundo del teatro.

En la cinta, Claudia indaga en una de las facetas menos visibles de la  vida de ambas artistas. «Diana me confesó que conoció a Sara cuando apenas tenía 16 años. Luego, con el paso del tiempo, establecieron una relación que fue sinónimo de libertad en todos los sentidos. Todo ese mundo vasto, interior, atesorado por ambas, traté de reflejarlo en este documental», comenta la realizadora.

La trama narrativa de la obra llega hasta la muerte de Sara y al momento en que fueron esparcidas sus cenizas en la bahía habanera. «El  apoyo de Diana, insiste Claudia, fue decisivo en la realización de esta cinta que espero sea comprendida en toda su dimensión».

Diana Balboa, por su lado, considera  el documental como un testimonio de fe y valentía. «Este documental es, ante todo, una muestra de valentía. Ella me pidió hacer esto a partir de una intimidad emocional que la gente no conoce. Es la primera  vez que comparto este tipo de archivos personales con alguien que lo necesita desde otro punto de vista. Lo había hecho en otras ocasiones cuando me los piden para reflejar solamente nuestras vidas desde el arte. Se trata ahora de un planteamiento sobre dos mujeres que no ocultaron su amor y tampoco hicieron alarde de él. Vivimos nuestra relación de manera  natural, sabiendo que era algo muy serio, que era nuestra elección y que desde nuestro pequeño ámbito podíamos aportar mucho a Cuba», explica la artista.

Para la realización del documental, Claudia acudió a un amplio archivo fotográfico, recopilaciones  de  reseñas sobre la carrera de ambas artistas, notas de conciertos, canciones  y exposiciones, entre otros documentos personales que sirven como testimonio de la vida y la creación de estas dos mujeres cubanas.


 

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