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Electo y María Felicia en la ciudad coral

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Electo y María Felicia en la ciudad coral



Por Pedro de la Hoz

Fuente: Granma Digital

Santiago de Cuba se halla lista para acoger desde el miércoles 6 al domingo 10 de diciembre la trigésima segunda edición del festival Internacional de Coros, que por primera vez y a partir de ahora tendrá un justísimo añadido a su denominación: Electo Silva.

Electo (1928-2017) fue y seguirá siendo el alma del movimiento coral en la urbe oriental y de uno de los festivales más antiguos de la cultura cubana luego del triunfo revolucionario.

Fundó el Orfeón Santiago, dotó de hondas raíces identitarias el repertorio de las agrupaciones vocales de la Isla y ejerció un magisterio indiscutible en ese campo.

Mucho tuvo que ver con la organización del primer festival en 1962 y desde entonces hasta su deceso animó las veladas del evento en teatros  e instituciones, en parques y escuelas, y de manera particular las rondas y cantadas en lugares emblemáticos de la ciudad.

Al defender su pasión artística dijo: «La voz humana organizada colectivamente tiene un imán capaz de capturar al público de manera especial. Nada es capaz de borrarlo.

Es como el sol, que hasta cuando se pone, es capaz de entregar una llama. Y todo eso está diciendo una sola cosa: la vida es cantar».

En la convocatoria del 2017 –se espera la participación de casi una treintena de agrupaciones nacionales y foráneas– ocupará un sitio prominente en la agenda el homenaje a Exaudi. Treinta años después de su iniciación, ese coro de cámara, fundado y dirigido por la maestra María Felicia Pérez, conserva cualidades y aspiraciones intactas. Lo podrán comprobar los asistentes al concierto con que abrirá el festival en la noche del miércoles en la sala Dolores.

La pequeña dotación de cantores defenderá nuevamente una manera de encarar el arte coral que articula un ensamblaje milimétrico en la emisión con la plenitud de una vocación espiritual.

Tal es el credo profesional y estético de su directora desde que en 1987 decidió armar un coro a la medida de sus sueños. María Felicia venía de la docencia de nivel superior y medio y en la Escuela Nacional de Arte tuvo a su cargo una exitosa coral femenina.

Pero fue Exaudi la apuesta de su vida, el taller donde puso en práctica la experiencia y los conocimientos acumulados y conquistó una alta jerarquía artística reconocida dentro y fuera de Cuba.

Contaba con los saberes transmitidos por las profesoras Carmen Collado, la húngara Agnes Kralowsky y Margot Rojas, esta última destacada pedagoga en la  enseñanza del piano que le abrió horizontes imprescindibles para la comprensión de la música.

Entre 1976 y 1982 completó su formación en Alemania con el profesor Gunter Friedrich en la Escuela Superior Franz Liszt, de Weimar, donde no solo consolidó aspectos técnicos sino se zambulló de modo directo en una de las más fecundas fuentes de la tradición sonora occidental.

Para armar Exaudi apeló a jóvenes egresados de los conservatorios habaneros. María Felicia no quiso una masa vocal abundante sino un colectivo que funcionara como una agrupación de cámara. De ahí que diez, 11 y hasta 15 voces sea el número perfecto.

Con sus riesgos y venturas, a capella, todos y todas a una. Van y vienen los cantores (el sábado estarán algunos que estuvieron antes en la formación); pero María Felicia permanece.  El coro es su instrumento.

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