Por Juan José Jordán

Fuente:Granma Digital

Para Alfonso Reyes, el célebre escritor mexicano, «la literatura no es una actividad de adorno, sino la expresión más completa del hombre». A través de ella podría contarse la existencia banal o provechosa de un pueblo o país. En ese peldaño, en el caso de Cuba, 27 ediciones de una Feria Internacional del Libro en su catálogo podrían ser muestra de una evolución y desarrollo social.

Para los escritores que vivimos fuera de La Habana, asumir la Feria Provincial del Libro como continuidad a la de la capital significa asumir la identidad de la provincia; otra forma de nacer o destruir el vacío que media entre el artista y su público lector o su público admirador. Para Artemisa, una de las dos provincias de menos edad en el país, cada año es un desafío esa fiesta como fuerza inconmensurable que comunica y que puede prestigiarnos o no en otro pedacito de tierra circunscrito a la Isla.

Ahora que hizo mutis ese instante (dedicado desde La Habana a China como país y a Eusebio Leal como intelectual cubano), los autores nos quedamos con la soledad habitual y necesaria para reflexionar qué ha sido de las intensas jornadas de ventas de libros, presentaciones, paneles, conferencias, homenajes, lecturas, muestras de cine, teatro y exposiciones de artes plásticas.

En opinión de voces tan autorizadas como el público lector y de escritores del país que la visitaron, Artemisa ha crecido en prestigio cultural con esta, su Feria más organizada y competente en sus siete años de vida. No descartamos cualquier incoherencia en tal festividad, máxime si tomamos en cuenta nuestra escasa experiencia.

Para opinar acerca de este momento de culto a las letras habría que detenerse y corroborar lo que fue día a día, la labor aglutinadora de organizadores, así como la conjunción Gobierno, Partido y Cultura provinciales.

Un mérito especial merecen los organizadores al traer a su espacio y a tertulias como Roble de olor, a personalidades de la estatura de Eusebio Leal, Marta Rojas, Ciro Bianchi, Fernando Pérez y Eduardo Heras León, entre otras.

Para la historia cultural de Artemisa, este momento deja la sapiencia de cuánto se ha avanzado en la cultura por la voluntad de sobrevivirnos; como una estela que nos hace múltiples en la interacción cultura-sociedad.

Una Feria del Libro tan efectiva enaltece la asunción hacia el aliento espiritual de una provincia y de una nación que ya respiran el año 18 del siglo XXI.