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Guillén y Carpentier en la vanguardia antifascista

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Guillén y Carpentier en la vanguardia antifascista

Por Pedro de la Hoz

Fuente: Granma Internacional

La contribución de Nicolás Guillén y Alejo Carpentier a la vanguardia intelectual antifascista del siglo XX, cuyo legado resulta imprescindible en estos tiempos, fue valorada aquí este miércoles por los participantes reunidos en el foro académico Segundo Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (1937): 80 años después.

El evento, que tuvo como precedente el efectuado el pasado fin de semana por iniciativa de la Asociación de Amistad con Cuba José Martí de Valencia y la Fundación Nicolás Guillen, fue convocado por la Generalitat (gobierno) de la Comunidad Valenciana y coordinado por el profesor Manuel Aznar Soler, uno de los más acuciosos especialistas en el tema.

A su llamado concurrieron investigadores y catedráticos de universidades y centros de estudio de España, México, Chile, Francia, Bélgica, Alemania y Cuba para abordar los sedimentos que en su momento dejó el memorable Congreso, la participación y compromiso de los escritores, el reflejo en sus obras, la recepción en la prensa periódica y la huella en la vida cultural ulterior de aquel acontecimiento.

Sobre Nicolás Guillén hablaron el poeta Miguel Barnet y Nicolás Hernández Guillén, presidente de la Fundación que lleva el nombre del bardo cubano. Este se refirió al modo en que fue madurando rápidamente la expresión lírica y la estatura política de su abuelo, desde que la preocupación social apareció en sus versos hasta que ante la asonada fascista optó por la defensa de la República.

Entre los documentos aportados, reveló una crónica publicada en la revista Mediodía sobre el Congreso valenciano, redescubierta recientemente y no incluida aún en las compilaciones de su prosa periodística. En ella Guillén narra su tránsito por los Pirineos para llegar al escenario de la guerra.

Barnet evocó su amistad con Guillén y la reciedumbre con que este abrazó los ideales comunistas, hecho en el que resultó decisiva su experiencia española, y puso en contexto lo que representó la solidaridad de los escritores con la causa republicana y la vigencia de ese gesto cuando la humanidad se halla amenazada por los desatinos imperiales y la erosión de valores inherentes a la globalización del capitalismo.

A los asistentes al foro les interesó sobremanera el testimonio de Barnet sobre la recordación del Congreso en 1987, en ocasión del cincuentenario. «La conmemoración –comentó– fue diseñada por intelectuales de la derecha e izquierdistas renegados para disminuir la significación del Congreso y desmovilizar responsabilidades cívicas. A Félix Pita Rodríguez, por entonces el único sobreviviente cubano de los delegados a la reunión de 1937 nunca le dieron la palabra».

Un investigador español que trabaja en una universidad belga, David Becerra destacó la importancia y el calado de las crónicas escritas por Carpentier sobre el Congreso y aludió al modo en que aquellas vivencias hallaron cabida muchos años después en su novela La consagración de la primavera.

Para Aznar Soler subrayar la participación de Guillén y Carpentier, al igual que la de Pita Rodríguez, Juan Marinello y Leonardo Fernández en el cónclave antifascista que sesionó en Valencia en el verano de 1937 implicó un acto de justicia, como lo fue también poner de relieve al peruano César Vallejo, a los chilenos Pablo Neruda y Vicente Huidobro y al argentino Raúl González Tuñón.

Todavía, recalcó, queda mucho por investigar y rescatar acerca de la presencia de escritores iberoamericanos en aquellas jornadas valencianas en las que bajo las bombas ellos se pusieron al servicio del género humano.

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