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El hombre, el músico y el mambí

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santiaguito mambi

Allá en el año noventa y cinco, / Y por las selvas del Mayarí, / Una mañana dejé el bohío, / Y a la manigua salió un mambí.

Pasadas las dos de la madrugada de una noche tropical cubana, en marzo de 1912, el salón del Casino Español se repletó de público. Sentados, de pie, asomados por las ventanas, aquellos afortunados espectadores atraídos por singulares acordes, presenciaron uno de los momentos más sublimes de la música patriótica de esta nación: por primera vez se escuchaba la melodía de El mambí, obra del notable compositor camagüeyano Luis Casas Romero (1882-1950).

La idea de aquel concierto improvisado surgió en el Parque Central, frente al Hotel Inglaterra, donde, junto a Casas Romero, se encontraban reunidos Moisés Simons, autor de El manisero, el músico mexicano José Monroe y otros amigos, según se recoge en el diario El Comercio del 21 de marzo del propio año.

De ese sitio se trasladaron hasta el Casino Español, donde, con Simons al piano, Monroe al violín y Casas Romero a la flauta, se coloreó el ambiente de cubanía con esa criolla, sin dudas, la más conocida de las compuestas por el creador de dicha variante genérica musical.

Más adelante, en el Teatro Cuba, entre Neptuno y Galeano, actual Casa de la Música de La Habana, se estrenó de manera oficial El mambí, a quien el poeta cubano Sergio La Villa (1891-1930) le puso letra, alentado por el propio autor de la melodía.

Una cubana que era mi encanto, / A quien la noche llorando vio, / Y al otro día con su caballo / Buscó mis huellas y me siguió.

La emblemática pieza, alegórica a las luchas independentistas de esta tierra antillana y a las cubanas y cubanos que se enfrentaron a las tropas españolas en la manigua, está escrita en primera persona. Relata, posiblemente, vivencias personales de Luis Casas Romero, quien desde los 15 años se unió a las filas del Ejército Libertador al reiniciarse las luchas por la independencia, dejando atrás sus estudios de música.

No obstante, en los campos insurrectos dedicó la vida a dos de sus grandes amores, la Patria y la música, pues ocupó cargos como el de Corneta de Orden y llegó a ser Director de la Banda del Estado Mayor del Ejército Libertador, a la par que dotó al repertorio musical de la Isla de un amplio número de piezas que han llegado hasta nuestros días. Además, a él se le debe la primera transmisión radial hecha en Cuba, el 22 de agosto de 1922.  

Este simbólico tema se une a otros tantos compuestos por destacados artistas cubanos que empuñaron las armas en la gesta libertadora nacional y que al mismo tiempo marcaron patrones musicales que han distinguido a Cuba en escenarios de todo el mundo.

Aquella niña de faz trigueña / Y ojos más negros que la maldad, / Unió sus fuerzas a mi fiereza, / Y dio su vida a la libertad.

Ciento ocho años después y dentro del marco de la Jornada de la Cultura Cubana, El mambí recorre las plataformas digitales y radiales del terruño de tantos otros mambises que, como el protagonista de la canción, dieron su sangre en busca de la libertad de la Mayor de las Antillas.

El intérprete de esta versión no podía ser otro que el ya desaparecido Santiago Feliú (1962-2014), quien, guitarra en mano, había retomado tan insigne pieza con el estilo propio, siempre novedoso que lo acompañó en su peregrinar por acordes, melodías y profundas letras.

El tema estuvo incluido en el álbum Con olor a manigua, que saliera a la luz bajo el sello Colibrí en el 2014.

Para revitalizar esa versión y convocar a la juventud cubana a que revisite la historia patria desde una perspectiva artística y humana, el Ministerio de Cultura confió a los reconocidos realizadores Roly Peña y Alejandro Pérez, la producción de un videoclip donde se retome el tema interpretado por Santiago Feliú.

Un día triste cayó a mi lado; / Su hermoso pecho sangrando vi, / Y desde entonces fue ardiente, / Cuba adorada, mi amor por ti. 

Fuente: Cubahora

 

 

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